Piero della Francesca deja una huella indeleble en la historia del arte, gracias a su profunda comprensión de la perspectiva y la luz, su compostura geométrica y su profundo sentido del equilibrio armónico. En los tonos cálidos y terrosos que confieren a sus obras una atmósfera íntima y meditativa, alcanza la frontera de la belleza, pero aún no la libertad de la sonrisa como medio de comunicación con los demás. Permanece encerrada en sí misma, impedida por una máscara en su relación con el entorno, un aura de misterio y reserva.
Piero della Francesca introduce un tema "convencional", pero es un ardid para introducirnos en su universo simbólico.
"El stas mujeres son bellas de cara pero, debido al condicionamiento cultural, nunca sonríen. Tienen los párpados semicerrados y los ojos tímidamente vueltos hacia abajo. Se les impide la expresividaddel rostro y la mirada como lenguaje de comunicación. La mujer, limitada por prejuicios y condicionamientos culturales, conquistó la frontera de la belleza con el Renacimiento, pero no la libertad de la sonrisa".
A lo largo de los siglos, numerosos prejuicios culturales han influido profundamente en la relación de las mujeres con su contexto, relegándolas a menudo a papeles marginales. El siglo XV, sin embargo, representó una gran revolución cultural, que culminó en el Renacimiento italiano, que celebró la esencia misma de la feminidad.
"La belleza del cuerpo se eleva así signo de distinción, convirtiéndose en un medio eficaz para afirmar la imagen de la mujer en el plano social. Es un tímido comienzo hacia esa emancipación femenina que recibiráà por el Renacimiento un impulso más fuerte. En el sutil lenguaje del pintor, la mujer protege esa reserva y misterio que hacen precioso su encanto. Alcanza la frontera de la belleza, pero permanece encerrada en sí misma, impedida por una máscara en su relación con el entorno, un aura de misterio de reserva'.
También en las obras de Ghirlandaio se pueden observar retratos de mujeres florentinas que se distinguen por la belleza de sus rostros. Como en el caso de Piero della Francesca, nada se deja al azar en la representación de los personajes y los trajes de la época. Estos delicados retratos son luminosos, bien cuidados, con peinados sofisticados. Ghirlandaio rinde homenaje a la mujer y a su belleza, pero incluso en estas obras no hay sonrisa, y la actitud es inmóvil, decidida a no transmitir sentimientos.
- Tomado de "La mujer de Piero della Francesca es bella pero nunca sonríe" de Manfredo Fanfani